miércoles, 9 de noviembre de 2016

Encuestas, distribución espacial de votos y la desigualdad

Las elecciones en Estados Unidos han finalizado y han dejado suficiente material para analizar en diversos rubros. En lo que a mi respecta, me interesan dos temas en particular, los pronósticos a través de encuestas y la distribución espacial del voto. Aunque suenen dos temas distantes, considero que son más cercanos de lo que uno puede imaginar.

Lo primero que debemos considerar, es el sistema de elección en EEUU, que no está basado en la mayoría absoluta de votos sino en la mayor cantidad de colegios electorales. Si quieren conocer cómo es la mecánica de elección en EEUU, pueden consultar aquí un material bastante preciso al respecto.

Hasta el día de la elección, las encuestas daban ventaja a Hillary Clinton (HC) de 46% sobre 43% de Donald Trump (DT). De hecho, durante buena parte del día, las expectativas no cambiaron hasta que comenzó el conteo en el estado de Florida. En la siguiente gráfica son mostradas las tendencias de ambos candidatos, de hace un año a la fecha.

Gráfica 1. Preferencias electorales, julio 2015-noviembre 2016.


El resultado de la elección hace obligatoria la pregunta ¿qué pasó? ¿por qué las preferencias en las encuestas no se vieron reflejadas en el resultado de la elección? La respuesta inmediata es que no fallaron, HC obtuvo la mayoría de votos, sin embargo, la diferencia entre ambos candidatos fue mínima. HC consiguió 59.8 millones de votos contra 59.6 millones de DT, lo que equivale a 47.7% frente a 47.5% respectivamente. Entonces ¿en dónde estuvo la diferencia?

La diferencia reside en el sistema de elección de EEUU, DT ganó 279 colegios electorales frente a 228 que ganó HC. Al ser la diferencia mínima, de haberse mantenido el pronóstico de las encuestas, posiblemente estaríamos hablando de un triunfo de HC, no obstante, es necesario profundizar en los resultados para hallar explicaciones.

Pues bien, como alguien preocupado por los temas geográficos, la distribución espacial de los votos es algo que me llamó poderosamente la atención. Observemos, por ejemplo, un estado clave como Florida, el cual aporta 29 votos electorales y que en términos absolutos representa, aproximadamente, 10 millones de votos. HC ganó en las ciudades importantes como Miami, Tampa, Orlando, Tallahassee en donde consiguió 4.5 millones de votos, DT, por su parte, dominó en el resto del estado.

Gráfica 2. Distribución de votos en Florida
Otro estado clave era Carolina del Norte, que otorga 15 votos electorales. La distribución espacial de los votos sigue un patrón similar al de Florida, HC ganó en ciudades como Charlotte, Greensboro, Raleigh y Fayetteville.

Gráfica 3. Distribución de votos en Carolina del Norte
Finalmente y para terminar de redundar, observemos el estado de Ohio, otro de los llamados "clave" para que HC ganara la elección. La candidata ganó en Columbus, Cincinnati, Akron, Toledo y Cleveland, el resto fue para DT.

Gráfica 4. Distribución de votos en Ohio
Este patrón se repite para la mayoría de estados, sobretodo aquellos denominados como "clave", en donde también están Georgia, Pennsylvania, Michigan, Wisconsin. HC ganó en todas las zonas urbanas, densamente pobladas, por lo tanto, cuando muestran las características de los votantes y resulta que hispanos, así como personas de mayor educación votaron por la candidata demócrata, es absolutamente válido, los migrantes llegan a las grandes ciudades y también estas urbes concentran a la población con mayor grado de estudios. En consecuencia, el hecho de que personas con bajos estudios hayan votado por DT está arraigado a un tema espacial y sería inapropiado señalarlo como una causa directa en la decisión de votar.

Las encuestas fueron incapaces de predecir esto porque no hay forma de obtener información con representatividad a nivel de recinto electoral, pues sería sumamente costoso y además tomaría demasiado tiempo. El mayor nivel de desagregación que tuvieron las encuestas fue estatal, en donde seguramente las grandes ciudades fueron las principales unidades de muestreo, esto sobreestimó los resultados favorables para HC. Sin embargo no contaron con que DT abarcaría un gran volumen de recintos, equiparando las cantidades de votos a HC. Hace no más de dos semanas publicaron una encuesta en donde HC aparecía como ganadora en Florida, lo que llevó al diario NYT asignarle una probabilidad de 80% de ganar la elección. La enseñanza de esto, es que el espacio debe considerarse a la hora de llevar a cabo las encuestas, sobretodo por estos patrones recientes de polarización de las tendencias de voto. Actualmente existen técnicas disponibles que permiten ponderar geográficamente las unidades de muestreo, permitiendo recabar datos de lugares en donde una distribución aleatoria simple no permitiría llegar, esto mejoraría considerablemente la precisión de estimación, que dicho sea de paso, obedece a un proceso estocástico, en consecuencia, está sujeto a un error probabilístico.

Algo que es sumamente interesante de contrastar es que este tipo de patrón de distribución de votos, estuvo presente en la votación del Brexit. El siguiente mapa, muestra los resultados del plebiscito que iba a definir su el Reino Unido permanecía o salía de la Unión Europea.

Gráfica 5. Distribución de votos del Brexit.
En el caso del Brexit, ciudades como Londres, Oxford, Liverpool, Manchester, Birmingham, Cardiff, votaron por permanecer, mientras el resto votó por salir.

Esto vuelve inevitable preguntarse ¿ante que estamos? ¿que está sucediendo en estas sociedades en donde la democracia y el progreso económico parecían intocables? Mi hipótesis es que es un problema de desarrollo. Las regiones periféricas o semi-periféricas de estos países, que se mantienen fuera del espectro de las grandes ciudades, no tienen posibilidades de subirse al tren llamado desarrollo. La riqueza y oportunidades no se desbordan de las grandes urbes, lo que condiciona el progreso de las localidades más pequeñas, ampliando la brecha entre ricos y pobres. La población de EEUU lleva al menos veinte años en un declive de su poder adquisitivo, el discurso del candiadto DT encajó a la perfección con el deseo de superar este tipo de problemas, sumado al hartazgo de los políticos tradicionales que son insensibles ante los problemas sociales. Los políticos tradicionales son caracterizados por manejarse de una forma ecuánime, buscan persuadir de una forma asertiva al electorado para que depositen su confianza en ellos, el candidato republicano salió de todo guión político ortodoxo, incluso su discurso atrabancado y sensacionalista, provoca empatía con ciertos sectores de la población.

La falta de oportunidades antes mencionada, combinada con el hartazgo provocado por la insatisfacción de gobernabilidad recibida hasta el momento, son una combinación que han intoxicado a la población y la han llevado al borde de la desesperación, ante esta situación, las decisiones que se toman no necesariamente son las mejores, de hecho, supongo que son una clase de experimento, bajo la premisa de "a ver qué sucede". Las cúpulas de poder se benefician, para el grueso de la población quedan unas cuantas migajas, lo cual evita una mejor distribución de la riqueza. Con esto, no quiero decir que el candidato DT represente un cambio verdadero del paradigma político-económico. De hecho, es un grave riesgo que corren todos los países, que en algún momento lleguen este tipo de sujetos con discursos sensacionalistas, que a pesar de hallarle profundas deficiencias (racista, xenófobo, misógino), se convierta en una ruta viable ante la lógica de "más de lo mismo" o elegir "el menor de los males". Para esto, no es necesario mirar fuera de nuestro país, recordemos que, con sus respectivas dimensiones, Fox representó ese "fuera de guión" en su momento, ese personaje torpe para dar declaraciones, botudo, sombrerudo, grosero, pero que decía "YA basta de lo mismo". Recientemente, el alcalde de un municipio de Nayarit, que afirmó que "sí robó, pero poquito" y que después ganó en otra elección, son botones de muestra que reflejan este tipo hartazgos. La miseria de la mayoría de los políticos hace ver "honestos" a aquellos que incluso reconozcan públicamente que han robado, por el simple hecho de reconocerlo. Posiblemente "el bronco" también pueda incluirse en estos ejemplos. Esto deja en una cuerda floja el futuro de nuestros países, entidades, municipios, ya cualquiera puede comandar una nación, un estado, no es necesario pertenecer a la política, sino saber despertar la quitud de las masas, elegir las palabras correctas y decirlas en el orden preciso para acarrear simpatizantes. El futuro del mundo está a prueba, esperemos que el experimento no se salga de control.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Notas sobre el tipo de cambio

En este mismo espacio he enfatizado sobre la importancia de las variables reales de la economía, las cuales se refieren al hecho de “eliminar” el efecto que tienen los precios sobre las variables monetarias, es decir, traducir los valores de diferentes periodos de tiempo a un valor normalizado o estandarizado, tomando un periodo como referencia para todos los datos. Por ejemplo, el Producto Interno Bruto es una variable macroeconómica que se expresa en términos monetarios, se refiere a la producción de un trimestre o un año determinado. Si nos interesa comparar cómo crece la producción de un año a otro, este proceso de normalización es indispensable para que la comparación tenga sentido, de lo contrario podríamos asegurar que la producción creció, pero en verdad pudo haber sucedido que no lo hizo y lo que observamos es un efecto de los precios que aparenta que exista más producción. Siguiendo con el ejemplo, consideremos que la producción de México en el año 2010 es de 100 mil millones de dólares y en el año 2011 es de 110 mil millones de dólares, sería irreal afirmar que la producción creció 10 por ciento. Lo primero es considerar cuánto subieron los precios en ese año, digamos 4%, entonces en términos reales, la economía creció 6%. A esto también podría descontársele lo que crece la población en el mismo periodo, pensemos que es 2%, entonces el crecimiento real de la economía es 4%.
Para el caso del tipo de cambio, es ligeramente distinto el proceso mediante el que se traduce en términos reales dicha variable, debido a que esta magnitud es una unidad de medida que permite comparar el poder adquisitivo entre dos países. En este sentido juegan un papel importante los niveles de precios de ambos países y obviamente el tipo de cambio nominal.
El desconocer las diferencias de una variable nominal frente a una real, impacta en las conclusiones que podamos deducir de lo que analizamos. Esta brecha, entre variables reales y nominales, en ocasiones es utilizada con fines políticos, para bien y para mal, para sobredimensionar la implementación de una política pública o para señalar la ausencia de tal.
Recientemente, la depreciación del peso frente al dólar ha despertado el interés de las personas por conocer los determinantes de este fenómeno, así como sus consecuencias. En el plano político ha servido para comparar el desempeño de los presidentes de la República. Enfoque que no comparto con ninguno de los “analistas” que se han pronunciado a favor o en contra de la actual administración, en primer lugar porque el tipo de cambio es una variable a la que hay que acercársele con mucha cautela, en segunda porque cada situación ha sido abismalmente diferente con la que se compara, por lo tanto, las comparaciones en esta dirección carecen de sentido y se centran solamente en la relación administración-magnitud y no en el contexto nacional e internacional de cada momento.
En estas notas no pretendo profundizar en las causas o consecuencias del tipo de cambio, simplemente espero aclarar los dos conceptos con los que inicié, que son tipo de cambio nominal y tipo de cambio real.
Pues bien, comencemos con el tipo de cambio nominal, este es simplemente el tipo de cambio que observamos anunciado en las tiendas de cambio o en los bancos. Ahora, esta magnitud graficada se ve como sigue:
En esta gráfica observamos cómo se ha comportado el tipo de cambio desde julio de 1985 hasta agosto de 2016. Hasta 1995, México tenía una política de tipo de cambio fijo o semifijo, en donde el gobierno controlaba que no se saliera de los niveles que él mismo determinaba. Esto explica que la gráfica se vea como una línea recta, sin embargo, con la crisis de 1995 se cambió a un esquema de tipo de cambio flexible, determinado por la oferta y demanda de dólares, en otras palabras, el gobierno dejó de intervenir en el mercado cambiario. No obstante, el Banco de México, cuando lo ha ameritado, ha subastado dólares para evitar caídas abruptas del peso frente al dólar.
Con la gráfica anterior, alguien podría defender que en los 90’s la paridad cambiaria era muy favorable para México, debido a que teníamos un tipo de cambio de $4 pesos en promedio. De hecho, el tipo de cambio nominal alcanzó los $10 pesos hasta el año 2000. Si tomamos en cuenta esta variable y calculamos cuál ha sido el tipo de cambio promedio en todo el periodo que comprende 30 años, nos da un valor de $8.56 pesos por dólar, situación que como veremos a continuación, no es real. 
Ahora, el tipo de cambio real se calcula de forma sencilla como sigue: E=eP*/P 
en donde e corresponde al tipo de cambio nominal, P* son los precios (inflación) en Estados Unidos y P son los precios (inflación) en México. Entonces, si graficamos este tipo de cambio, la gráfica luce de la siguiente manera:

Ahora observamos que la gráfica cambia considerablemente con respecto a la anterior, mientras el tipo de cambio nominal tiene tendencia creciente, el tipo de cambio real es más bien constante, salvo los primeros diez años. En este caso, al promediar la paridad cambiaria en todo el periodo es de $13.89 pesos por dólar.
Esto pone en claro algunas de las afirmaciones hechas, por ejemplo, que el dólar ha alcanzado niveles históricos, lo cual es falso, el precio más alto ha sido de $25.02 pesos en noviembre de 1985. Por otro lado, su nivel más bajo ha sido de $10.70 y se alcanzó en marzo de 2002.
En términos reales, el tipo de cambio en agosto de este año fue de $17.15 aunque en términos nominales diga que es $19.
Finalmente, graficando ambos tipos de cambio, nominal y real, quedan representados en la siguiente gráfica.


La línea azul representa el tipo de cambio real promedio, equivalente a $13.89 pesos por dólar. Esta magnitud es considerada como el tipo de cambio de equilibrio en el largo plazo, es decir, es la paridad esperada entre la economía mexicana y la estadounidense. Por lo tanto, niveles por encima y por debajo de este nivel, seguramente no reflejan la realidad de los términos de intercambio. Un tipo de cambio de 11 pesos es tan desfavorable como un tipo de cambio de 16 pesos.
Con base en lo observado en los últimos meses, el tipo de cambio parece alcanzar su límite en los $20 pesos, porque apenas llega a este nivel, retrocede algunos centavos para situarse en 19. Es imposible prever si pasará de este límite, sin embargo, es fundamental comprender que al tipo de cambio lo afectan los factores puramente económicos (flujo de dólares) y los políticos.
Es necesario tener claro el tema de las variables nominales y reales, porque es raro que en alguna publicación periodística se especifique cuál de las dos están mostrando. La mayoría de las veces, presentan el primer tipo de variables, lo cual para los últimos periodos no existe un grave problema, ambos tipos de cambio (nominal y real) son próximos entre sí, no obstante, antes de 2006 las diferencias eran significativas. En este sentido, cada que nos muestren datos del tipo de cambio anteriores a la mencionada fecha, es necesario que especifiquen lo que nos están mostrando.
Para finalizar, aunque mencioné que mi interés no era una revisión exhaustiva sobre los factores de la depreciación del peso, me gustaría presentar una lista con los tres principales factores que la evidencia empírica sugiere que están afectando a paridad cambiaria.

  1. Menor flujo de dólares vía Pemex: Con la última reforma energética, Pemex perdió capacidad exportadora de petróleo, situación que se combinó con la caída en los precios de este producto.
  2. Especulación con el alza de la tasa de interés en EUA: La Fed lleva todo el año amagando con subir la tasa de interés en EUA, esto provoca una mayor preferencia por la divisa estadounidense, pensando que de un momento a otro elevarán dicha tasa.
  3. Elecciones de EUA: La amenaza del candidato republicano con intensificar las barreras entre ambos países ha provocado que los flujos de inversión hacia México se frenen hasta que se defina la contienda electoral.

Estos tres factores actúan en conjunto para depreciar constantemente la moneda mexicana. Desde este punto de vista, el actual gobierno ha sido responsable en buena parte por la situación actual que enfrenta el peso, responsabilidad que ha intentado sacudirse desviando la atención hacia el tercer factor.